DANZAS DE LA SIERRA
LA DANZA EN LA SIERRA Esta compuesta por una gama muy amplia de estilos de tradicional riqueza cultural expresada en celebraciones y festivales y que varía de acuerdo a las zonas o regiones, donde son interpretado con instrumentos nativos y occidentales sin desmerecer la visión musical y cultural de nuestras nativos. La distinción entre estos estilos de danza radica en la instrumentación, tonalidad, en el vestuario y la coreografía que caracteriza a cada región, señalando que existen dispersos en los andes peruanos diversos dialectos quechuas y aymaras que influyen en las composiciones musicales. Entre las diversidades de danza podemos mencionar algunos:
Originaria del Departamento del Cuzco, provincia de Quispicanchis, en el Distrito y Comunidad de Urcus y escenificada el 15 de agosto de cada año, como una actitud de gratitud y pago en donde los comuneros ofrecen a sus Apus en un acto ceremonial del Kintuy y la Minka en especial a la Pachamama o Tierra Madre ofreciendo las tres mejores hojas de coca de su chuspa para realizar el Kintay terminan el rito con el sepultado reverente de estas hojas en el hoyo donde colocarán la primera semilla, igualmente hacen con la bebida sagrada que es la chicha que después de ofrecer a sus divinidades míticas la rocían en la tierra para que la Pachamama colme su sed, para que sean protegidos sus terrenos de cultivo, para pasar a la limpieza y sembrado del maíz, acto seguido representan con sus movimientos ágiles y fuertes el proceso y cultivo de sus semillas, entonando cantos agrícolas al ritmo de pitos y sus tinyas. Una vez concluido el trabajo de varones y mujeres beben la chicha y comen su merienda costumbrista, para finalmente concluir con la fiesta del buen sembrío.
El Vestuario de la mujer está acompañado por una Montera: Típica de la zona de Quispicanchis de color negro en la parte superior, donde se describen hermosos bordados multicolores, una Chaqueta De color rojo, con bordados y aditamentos que adornan el pecho, codos y puños, Polleras Múltiples de color negro con bordados de cintas de colores y una Manta cruzada donde guardan su fiambre, como también lleva una Candunga multicolor y ojotas. Los Varones usan una Montera de bayeta o bayetilla, con bordados muy vistosos en las cuales sus colores y adornado con una cinta color ancha alrededor, un Chullo de la zona, como Ponchos con finos bordados multicolores, una Tablacasacas de color negro o azul con bellos bordados multicolor, Pantalón Negro a la altura de las rodillas, una Wuaracas y una Chaquitajlla.
Añu tarpuy es el trabajo comunitario e inicio de la siembra del añu colocándose en líneas para cubrir los surcos del añu utilizando la chakitaqlla herramienta de trabajo. Imploran una plegaria al Santo San Isidro para para que lo proteja, apoye y cuide la tierra y al pueblo.
LA DANZA DE LOS AVELINO Es una manifestación de origen popular que representa la infausta Guerra del Pacífico donde los guerrilleros o montoneros de Cáceres compás de las palabras “yana y Jarachamanta”, y disfrazado de harapos se hacían pasar por locos para infiltrarse en las líneas enemigas para salir airoso de la contienda bélica. La danza es representativa del departamento de Junín.
El baile se desarrolla avanzando por las calles con pasos cortos y continuos giros, con el acompañamiento de un violín, tinya y cacho que entonan un ritmo, muy alegre y en ciertos tonos un poco melancólico. Su vestuario le da la apariencia de un harapiento y menesteroso, razón por la que los pobladores los conocen también como los "huishuitos". Los danzantes llevan zapatos negros, algunos lo hacen con ojotas, acompañado de saco y pantalón cubiertos con retazos de telas de colores oscuros, aunque algunos “Avelinos” se ponen terno de la tela más fina y cara, al cual cosen de igual forma retazos de tela para "ocultar su riqueza". Su rostro está cubierto con una máscara de diversos modelos, algunos de pellejo, o tela, pero resaltando una nariz roja y larga. Otros, llevan máscaras con cara de venado u otro animal. No se ha podido determinar sobre quien es el autor de dicha música, pero por la antigüedad es probable, que esta habría tenido su origen en algún compositor de San Jerónimo de Tunan. El Instituto Nacional de Cultura (INC) declaró a la danza de Los Avelinos, del distrito San Jerónimo de Tunán, como Patrimonio Cultural de la Nación, y se celebra con ocasión de sus fiestas patronales el 16 de agosto y 30 de setiembre, también se les conoce con el nombre de "Huishuitos" que quiere decir: sucio, harapiento y grasiento; con este aspecto de los Avelinos Cáceres lograba engañar al enemigo.
COFRADÍA DE SAN MIGUEL Danza religiosa con el propósito de rendir culto y devoción a los santos y brindar ofrendas a San Miguel Arcángel bailando y entonando coplas comunitariamente sin cesar demostrando festividad con su alegría y fuerza expresiva. Las ofrendas son llevadas por las cofradías a la plaza en la fachada de la Iglesias para depositarlo frente a la imagen del Arcángel San Miguel, al lado encontramos al mayordomo esperando las ofrendas y el pueblo para venerar la imagen del santo. Su costumbre ritual consiste en el sacrificio de un toro y en repartir las partes; como son la cabeza, el corazón, hígado, patas, y otras partes del cuerpo a los “pachaques”, quienes pasarán a formar los grupos de danzantes como parte de las cofradías.
Las Cofradías lo conforman el conjunto de danzantes y las personas comprometidas que acompañan a los danzantes. El mayor atractivo de la Danza, son los Caballos Danza y las Mantonas quienes marcan su llegada al ritmo de los cascabeles y participan directamente de la fiesta en señal de devoción al santo, tejiendo sogas alrededor de la cabeza de toro forrada de billetes de dinero como adoración y ofrenda hacia el Arcángel San Migue y el contrapunto que realizan como muestra de adoración con cantos y pasos de danzas los capitanes del Caballo Danza y las Mangonas.
Esta Danza es natural del departamento de Ancash, provincia de Sihuas, anexo San Miguel donde se ejecuta durante los días de celebración de la fiesta en honor al patrón San Miguel Arcángel, desde el 25 al 29 de setiembre de cada año.
LA DANZA DE LAS TIJERAS Es una expresión ritual indígena propia de nuestra cultura surgida como réplica a la Incursión Española, originaria de la región de Ayacucho y diseminada por todo el país, son acompañados por dos músicos, donde uno ejecuta el violín y otro el arpa. Los bailarines o "danzak" son dos contrincantes enfrascado en un duelo de acrobacias acompañado en sus manos con tijeras con movimientos agiles y acrobáticos con incrustación de ajuga de arriero en la nariz o el cuerpo, en donde al ganador se le atribuye estar protegido e iluminado por los Apus wamani y las divinidades andinas. Las forjas de las tijeras son sometidas a una serie de ceremonias, para darles un buen sonido.
Los campesinos la llamaban “Supay Huapasi Tusak”: el danzante en la casa del diablo y se baila desde abril hasta diciembre. El célebre escritor peruano José Maria Arguedas generalizó la apelación “danzante de tijeras” por las tijeras que los danzantes llevan en la mano derecha y que las entrechocan mientras bailan. Al final de la fiesta, la gente de la comunidad designa al ganador.
LA DIABLADA Danza originaria de la región del Altiplano donde representan la eterna lucha entre el bien y el mal siendo en el departamento de Puno donde se ha desarrollado. Su vestuario es muy lujoso y lleva bordados de oro, plata y pedrerías. Destacan los Caporales con vestuarios que llegan a pesar hasta 30 kilos. Alcanzan su máximo esplendor en las festividades de la Virgen de la Candelaria siendo el símbolo de la Fiesta y esencialmente su contenido es la lucha entre el bien y el mal personificados en las figuras del Arcángel San Miguel y las huestes infernales. Sobre su origen existen muchas versiones.
Algunos investigadores consideran que esta danza, tiene sus orígenes en el altiplano andino y que esta tradición es producto de un proceso histórica que trasciende fronteras. Desde 1606 estuvo vinculada con la fiesta de la Virgen de la Candelaria y que surge a raíz de una leyenda popular, donde se narra que cerca de la mina Lakaikota el español José Salcedo ordenó destruir las casas de los mineros, pero renunció a esta exigencia porque vieron a la Virgen María luchando contra el diablillo de la mina, naciendo así el culto a la Virgen de la Candelaria. Al pasar del tiempo germinan muchos cambios, como la utilización de la máscara y la incorporación del diablo europeo, como un fauno con cola y tridente, surgiendo la danza de la Diablada, mezcla de ángeles y demonios que conviven en una continua lucha que distinguen el bien y el mal.
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